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A Qué Apuesta el Cine Argentino

Writer's picture: Jorge Santa CruzJorge Santa Cruz

Updated: Nov 27, 2022

Mas que un mal presentimiento, mi impresión es que el cine argentino ha entrado en una fase de estancamiento creativo, o simplemente la etapa de oro se acabó; y no, no es nostalgia, pero me deprime ver derrumbarse el trabajo tan sólido que la industria cinematográfica argentina estableció entre los años 90s y 00s.


El cine argentino ha sido una de las industrias, una de las librerías que más ha enriquecido mi carrera creativa, como novelista y como creador de contenido para marcas.

Esta etapa que se cierra del cine argentino, la misma que comenzó a mis inicios de carrera literaria, es la misma a la que me sumó Eliseo Subiela y sus dos grandes películas Hombre Mirando al Sudeste, y las dos partes del El Lado Obscuro del Corazón. Obviamente la gran obra argentina que tomó carácter internacional de esta etapa es el Secreto de sus Ojos, sin dejar de mencionar Nueve Reina.


Este período de delirio originales cinematográficos del cine argentino tiene también en su aval otros largometrajes de relevancia como Leonera, Relato Salvaje, Mi Obra Maestra, y que se cierra con El Robo del Siglo, siendo esta última la que marca el desgaste y cierre de una gran etapa, o por la menos donde el reciclaje del gran ciclo mencionado comienza, en este caso para mal.


Los cineastas argentinos de hoy en día, teniendo el covid como eje de tiempo, lucen forzados a revitalizar esa etapa, en vez de seguir apostando por el cine de autor. Simplemente, copian de una forma chapucera las narrativas, incluso con sus narraciones intactas, sin dejar de reproducir los mismos chistes y diálogos.


Entre estos intentos fallidos, también se encuentran muchos de los mismos creadores de la vieja guardia como Juan José Campanella con su propuesta del El Cuento de las Comadrejas, una versión muy mala de la cinta Knives Out. Ni hablar de las películas Argentina 1985 o Granizo, para no excluir la agónica Competencia Oficial de Gastón y Andrés Duprat.


Tampoco es que yo viva en Argentina para palpar directamente las condiciones de este período, pero la entrada de Netflix a la industria argentina del cine, su desesperada economía y su lento dinamismo al interactuar con la economía mundial—en aspectos tan simples como adaptarse al modo de compras de Amazon o integrarse al mundo de Apple--, sin dudas se refleja en su arte.


Por la razón que sea, esta era del cine argentino es horrible, donde lo hilarante luce humillante, que al mismo tiempo se puede decir que aquella etapa de creatividad de punta en sus historias que fueron mi bandera por casi 20 años ha dejado un vació angustioso en mi espacio dedicado al cine argentino.


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