Precisamente VERGÜENZA es lo que no hay que tener si la quieres pasar bien en el día a día; tal parece que es el consejo que Jesús el protagonista de esta serie de televisión española nos quiere demostrar.
En verdad, me costó un poco adentrarme al personaje de Jesús, sobre todo porque era aceptar que tengo mucho de él. Se me cayó la cara en muchas de las escenas porque en muchas de las ocasiones creadas en la serie me han ocurrido o sé a quién le ha ocurrido. El muy cabrón de Jesús tiene mucha suerte de tener una novia como Nuria, tan incondicional que termina aprendiendo a hacer el ridículo junto a él. Pensándolo, no creo que sea buena suerte tener a alguien que no nos prevenga de hacer el ridículo.
Humor incomodo. Verdad incómoda. VERGÜENZA, me hizo reír incómodamente. Jesús es un reflejo incondicionado de la presión social y del ego al que todos estamos sometidos, o al que todos somos sumisos.
El hecho de querer superarte, de llegar a ser quizás quien no eres, nos lleva a tropezar numerosas veces, mejor dicho, a ser suicidas del RIDÍCULO.
Egocéntrico, y ¿qué? Sin tacto, ¿deberás? No es tu problema. APor cierto, acerca de la verdad, que solo sea acerca mi verdad, por favor.
Vergüenza es divertida porque si hay alguien, que, aunque no lo demuestre con una carcajada, ese alguien es Jesus, que se ríe de la vida absolutamente con todo y renuncia a tener filtro. Todo lo que se le ocurre lo suelta, para diversión del televidente y amargura del que tiene que lidiar con él. Al final, ellos son los que pagan sus meteduras de pata.
A primera vista, Jesús hace el papel de protagonista y antagonista. Jesús no necesita enemigos, cuando él solito es capaz de enredarlo todo. Pero hay algo en el alma de Jesús que no lo frustra; quizás frustra al mundo que lo rodea para balancear su propia dieta.
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